ETICA PROFESIONAL
INTRODUCCIÓN
No
debemos vivir la vida de cualquier manera, ni despreocuparnos de la calidad de
vida que llevamos. Es necesario hacer altos y evaluarla para reorientar conductas
o reforzar sus virtualidades. Todos somos responsables de nuestros actos y
responsable de nuestro destino, no echemos la culpa a quien no los tiene. No
por casualidad unos logran éxitos profesionales y gran decoro y otros fracasan por su trayectoria
anti ética y hasta delincuencial a pesar de sus niveles de instrucción. El
hombre es perfectible, si se decide. No deseamos que se trunquen en el punto a
donde cayeron nos esforzamos en que ellos también logren ser personas a través
de la ética.
El
mito de que el profesional es un hombre formado a cabalidad y que a ciegas hay
que creer y confiar en él cada día viene perdiendo credibilidad. Hoy, con los
avances tecnológicos, se forman profesional hasta por correspondencia,
desatendiendo una autentica educación que implique relación espiritual entre
educando y educador más que simple trasmisión de conocimientos. Iguales
circunstancias ocurre aun en la atención presencial de los estudiantes en los
Institutos de Educación Superior y Universidades cuando solo se preocupan del
rendimiento académico y abandonan la formación ética de los mismos. Por eso se
escucha decir que muchos de nuestros “doctores” son analfabetos morales.
El
hombre, al librarse de sus instintos, es y debe ser movido por una corriente
interna que le inclina hacia el bien, la justicia, el orden; vale decir hacia
los valores, configurando su manera de vivir. Tener no una vida vegetativa,
sino espiritual que caracteriza al hombre.
En
cada época de la humanidad surge un valor que se constituye en el cenit de las
actividades del hombre. Así por ejemplo remontándonos a la historia vemos que
en Grecia prevaleció el valor ético, en Roma el valor de la justicia, en la
edad media el valor religioso, en el Renacimiento el valor de las artes, lo
estético; posteriormente el valor de la verdad, del conocimiento, y en la época
actual el valor utilitario, la técnica.
Esas
virtudes se cultivaron con predominancia pero no exclusivamente, Ahora que
nuestra sociedad atraviesas una crisis generalizada urge mayor cultivo de la
ética.
Toda
ética tienen sus raíces en la filosofía pero no por ello la estructura del
mensaje debe ser formal extenso y dificultosos. Por el contrario, las nuevas
corrientes educativas demandan que los contenidos a transmitirse deben presentarse
informales hasta donde sea posible, breves, ágiles, de fácil comprensión para
asegurar el logro de los propósitos. En esta orientación nos esforzamos para
que el libro sea diferente a otros de su género.
Mis
vivencias, de persona y de profesional en educación, de testigo y víctima de
las contingencias de falta de ética profesional de otros, de captar y analizar
los variados mensajes de los medios de comunicación social referentes a los
procederes éticos y no éticos de tantísimas personas y personajes, de nuestra
patria y del mundo, hacen que sinceramente, libre de tapujos, presente tales
vivencias. Más que afanes filosóficos nos motiva escribir de las realidades
sociales que confrontamos día a día. Ver abandonadas nuestras enseñanzas de
moral en la escuela, el hogar a la comunidad y lo que es más graves creer que
todos los profesionales son honorables de por sí, por la cantidad de años de
escolaridad que han tenido, es preocupante. No todos se encausan por un mismo
sendero, no todos tiene influencias positivas en el ambiente social. Ni todos
hacen lo que dicen, no son lo que parecen ser. La inautenticidad es notoria.
Nuestra calidad educativa es tan baja que forma hombres incompletos,
defectuosos, desvalorizados, carentes de autoestima, aunque ostenten un título
profesional como culminación de su larga escolaridad. Felizmente son pocos,
pero son, los que exhiben estos rasgos. Sin embargo, preocupa que estén en
aumento.
Cuando
una nación quiere salir delante de una crisis global, como es el cado de Perú,
tiene que empezar por un renacimiento moral a partir de una restauración e
innovación educativa. Esta a su vez, se debe de iniciar por quienes tiene la
responsabilidad expresa de la formación de la personalidad de los ciudadanos;
en este sentido tiene un papel primordial los profesores.
Como
profesor sigo convencido que no hay concepto verdadero de educación si no se
asienta una imagen del hombre que se quiere y debe formar, sino hunde sus
raíces en la vida cultural y al desenvolvimiento de la filosofía. En ellas
busca un ideal que dé sentido y fines a la educación y oriente sus contenidos.
Una teoría educativa no es de origen orbitario, sino producto, en primera
instancia, de una visión del mundo y de la vida. Toda educación, en su más
hondo sentido, es un humanismo. Educar no es un mero proceso de la naturaleza,
aunque sea inseparable de ella, es siempre una elevación, proceso hacia un
estado más alto, hacia un mundo de valores que conduzca a las expresiones
autónomas de humanidad. La educación evita que el hombre quede inconexo aislado
en sí mismo, sumergido en el curso sin sentido de su crecer meramente natural.
Una de las notas más salientes del concepto de educación es la de ser un
perfeccionamiento, una capacitación de la conciencia individual para su participación
en la conciencia total de la humanidad. Por ese camino la pedagógica aclara lo
que debe y no debe ser desenvuelto en el hombre a fin de que no se desaten en
él fuerzas antihumanas y se estimulen, en cambio, los valores que le permitan
alcanzar su más alta condición.
La
educación no es una idea abstracta ni un proceso que se realiza en el vacío. La
escuela debe ser una comunidad de vida plena bajo cuyo influjo el joven no sólo
aprenda conocimientos sino que también viva valores. La educación en su actuar
esencial es vivencia y por su finalidad es ontológica: no concluye en meros
aprendizajes que rozan el intelecto sin penetrar y transformar el ser.
CAPÍTULO
I
GENERALIDADES
La ética
no da preceptos morales ad hoc para cada caso
a observar, a descubrir como es lo que debe pasar aquí y ahora. La Ética
no es casuística ni nunca debe serlo, pues mataría en el hombre precisamente lo
que debe despertar; lo espontáneo y creados, la vinculación interna con lo que
debe ser y con lo valioso en sí es decir, mataría esa capacidad que el hombre
tiene para conocer y elevarse a lo bueno.
SOCIEDAD
Y PROFESIONAL
La sociedad es y debe ser el medio y el
fin del profesional.
El hombre no vive solo. Vive en
sociedad, pero no todos los hombres conocen su realidad social, económica, cultural y política; ni son capaces de enfrentar sus problemas.
Predomina en un gran sector de ellos la indiferencia, la apatía, el desinterés
por todo lo colectivo. Vive ajeno a las contingencias sociales de su
comunidad. Estas conductas no son espontáneas sino producto de la calidad de
vida que tenemos en el hogar, la escuela, colegio o universidad y la sociedad.
Para tantos no es nuevo por eso los afanes revolucionarios que proponen
promover a superiores niveles de vida compatibles con la dignidad de la
persona humana, a los sectores menos favorecidos de la población, realizando
la transformación de las estructuras del país.
El diagnóstico de
Perú enfatiza la inseparabilidad de la condición interna de subdesarrollo y la
condición externa de dependencia. Los fenómenos de dominación interna que el
subdesarrollo genera en la sociedad peruana son indesligables de los fenómenos
de dominación exterior derivados de la dependencia. La inserción de la
economía peruana en el sistema capitalista internacional es en términos de
subordinación y como tal produce problemas de vulnerabilidad en el campo
económico y político del Perú y consecuentemente, también, en lo social y
cultural.
En lo social la dominación significa subordinación a las decisiones foráneas no inspiradas
precisamente en las necesidades nuestras sino en el lucro a obtener a costa de
la pobreza de los demás. En lo cultural la dependencia se proyecta a hábitos
imitativos que se traducen en colonialismo mental e invalida la creatividad y
la posibilidad de una cultura con fisonomías propias. Estas realidades instan
a una urgente transformación de la estructuración social. No debemos tolerar
que nuestra educación tenga contenidos divorciados de los intereses y
preocupaciones de las mayorías nacionales. No estimula el sentido de
independencia personal y nacional, el espíritu de lucha contra la injusticia,
ni afirma los logros positivos de la nación peruana.
La educación ha tenido dos tendencias disímiles, a veces conservadora y a veces
revolucionaria. Los gobiernos conservadores han tendido a rutinizar y
burocratizar la educación, conduscentes a la alienación del país.
Frente a esta gama de limitantes
urge que la realidad social sea comprendida por todos los peruanos y especialmente
por los profesionales para adecuarse a ella. Es indispensable una movilización social para alcanzar los objetivos de solidaridad que tanta falta
nos hace. La aspiración general es que estemos preparados para el trabajo útil
a la sociedad y a desarrollar una actitud favorable al cambio.
Los profesionales nos hemos
formado en la sociedad y para servir a la sociedad, como tal debemos estar
comprometidos con su bienestar, debemos servirla en las mejores condiciones
funcionales y morales y no ubicarnos frente a ellos, desafiantes, al lado de
los opresores, listos a esquilmarlos. Por un ápice de
gratitud de habernos educado en centros educativos públicos primarios,
secundarios, superiores y/o universidades debemos tener una actitud más
generosa frente a los demás. Idealmente el profesional tiene y debe tener
equidad entre sus deberes y derechos, pero en nuestras realidades disímiles
vemos que muchos solo exigen derechos y olvidan sus deberes, más tratándose
irónicamente de clientes pobres o empobrecidos.
Esos
profesionales prejuzgan que sus clientes ni por sentido común, ni por otras
informaciones, conocen los rudimentos de una ética profesional y que por tanto
no tienen capacidades para juzgar sus actuaciones «doctas».
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