EL AGUA
INDICE
INTRODUCCIÓN
En el presente
trabajo estudiaremos el ciclo
hidrológico o ciclo del agua
y podemos decir que es el proceso de circulación del agua entre los
distintos compartimentos de la hidrósfera. Se trata de un ciclo
biogeoquímico en el que hay una
intervención mínima de reacciones químicas, y el agua solamente se traslada de
unos lugares a otros o cambia de estado físico.
El agua de la
hidrósfera Gabriel seco procede de la desfragmentación del metano, donde tiene
una presencia significativa, por los procesos del vulcanismo. Una parte del agua puede reincorporarse al manto
con los sedimentos oceánicos de los que forma parte cuando éstos acompañan a la
litósfera en subducción.
La mayor parte de
la masa del agua se encuentra en forma líquida, sobre todo en
los océanos y mares y en menor medida
en forma de agua
subterránea o de agua
superficial (en ríos y arroyos). El segundo compartimento por su importancia es
el del agua acumulada como hielo sobre todo en los casquetes glaciares antártico y groenlandés, con una participación pequeña de los glaciares de montaña, sobre todo de las latitudes altas y medias, y de
la banquisa. Por último, una fracción menor está presente en
la atmósfera como vapor o, en estado gaseoso, como nubes. Esta fracción
atmosférica es sin embargo muy importante para el intercambio entre
compartimentos y para la circulación horizontal del agua, de manera que se
asegura un suministro permanente a las regiones de la superficie continental
alejadas de los depósitos principales.
Los principales
objetivos de la hidrología, al diseñar una obra de ingeniería, pueden resumirse
en dos grandes grupos:
a)
La obtención de la
avenida máxima que con una determinada frecuencia puede ocurrir en un cierto
lugar.
La idea del ciclo hidrológico, que hoy nos parece
tan intuitiva, durante siglos no fue comprendida por filósofos y "científicos",
creyendo que el ciclo se realizaba al revés, el agua penetraba en la corteza
desde el fondo de los océanos, se almacenaba en la profundidad, probablemente
en grandes cavernas, y ascendía después por el calos de la tierra hasta las partes
altas de las montañas, surgiendo en las zonas de nacimiento de los ríos. No
creían posible que el caudal de un gran río fuera producido exclusivamente por
las lluvias y les maraville la existencia de manantiales en lugares topográficamente
elevados y con caudales relativamente constantes. Tales, Platón, Aristóteles,
Kepler y Descartes no se limitaban con esbozar la idea del ciclo al revés, sino
que dedicaban largos textos a pormenorizar las diversas etapas del proceso.[1]
El agua existe en
la Tierra en tres estados: sólido (hielo, nieve), líquido y gas (vapor de
agua). Océanos, ríos, nubes y lluvia están en constante cambio: el agua de la
superficie se evapora, el agua de las nubes precipita, la lluvia se filtra por
la tierra, etc. Sin embargo, la cantidad total de agua en el planeta no cambia.
La circulación y conservación de agua en la Tierra se llama ciclo hidrológico,
o ciclo del agua. Cuando se formó, hace aproximadamente cuatro mil quinientos
millones de años, la Tierra ya tenía en su interior vapor de agua. En un
principio, era una enorme bola en constante fusión con cientos de volcanes
activos en su superficie. El magma, cargado de gases con vapor de agua, emergió
a la superficie gracias a las constantes erupciones. Luego la Tierra se enfrió,
el vapor de agua se condensó y cayó nuevamente al suelo en forma de lluvia. El
ciclo hidrológico comienza con la evaporación del agua desde la superficie del
océano. A medida que se eleva, el aire humedecido se enfría y el vapor se
transforma en agua: es la condensación. Las gotas se juntan y forman una nube.
Luego, caen por su propio peso: es la precipitación. Si en la atmósfera hace
mucho frío, el agua cae como nieve o granizo. Si es más cálida, caerán gotas de
lluvia. Una parte del agua que llega a la tierra será aprovechada por los seres
vivos; otra escurrirá por el terreno hasta llegar a un río, un lago o el
océano. A este fenómeno se le conoce como escorrentía. Otro poco del agua se
filtrará a través del suelo, formando capas de agua subterránea. Este proceso
es la percolación. Más tarde o más temprano, toda esta agua volverá nuevamente
a la atmósfera, debido principalmente a la evaporación.
Evaporación
El
ciclo se inicia sobre todo en las grandes superficies líquidas (lagos, mares y
océanos) donde la radiación solar favorece que continuamente se forme vapor de
agua. El vapor de agua, menos denso que el aire, asciende a capas más altas de
la atmósfera, donde se enfría y se condensa formando nubes.
Precipitación
Cuando
por condensación las partículas de agua que forman las nubes alcanzan un tamaño
superior a 0,1 mm
comienza a formarse gotas, gotas que caen por gravedad dando lugar a las
precipitaciones (en forma de lluvia, granizo o nieve).
Retención
Pero
no toda el agua que precipita llega a alcanzar la superficie del terreno. Una
parte del agua de precipitación vuelve a evaporarse en su caída y otra parte es
retenida (“agua de intercepción”) por la vegetación, edificios, carreteras,
etc., y luego se evapora.
Del
agua que alcanza la superficie del terreno, una parte queda retenida en
charcas, lagos y embalses (“almacenamiento superficial”) volviendo una gran
parte de nuevo a la atmósfera en forma de vapor.
Escorrentía superficial
Otra
parte circula sobre la superficie y se concentra en pequeños cursos de agua,
que luego se reúnen en arroyos y más tarde desembocan en los ríos (“escorrentía
superficial”). Este agua que circula superficialmente irá a parar a lagos o al
mar, donde una parte se evaporará y otra se infiltrará en el terreno.
Infiltración
Pero
también una parte de la precipitación llega a penetrar la superficie del
terreno (“infiltración”) a través de los
poros y fisuras del suelo o las rocas, rellenando de agua el medio poroso.
Evapotranspiración
En casi todas las formaciones geológicas existe una parte superficial cuyos poros no están saturados en agua, que se denomina “zona no saturada”, y una parte inferior saturada en agua, y denominada “zona saturada”. Una buena parte del agua infiltrada nunca llega a la zona saturada sino que es interceptada en la zona no saturada. En la zona no saturada una parte de este agua se evapora y vuelve a la atmósfera en forma de vapor, y otra parte, mucho más importante cuantitativamente, se consume en la “transpiración” de las plantas. Los fenómenos de evaporación y transpiración en la zona no saturada son difíciles de separar, y es por ello por lo que se utiliza el término “evapotranspiración” para englobar ambos términos.
En casi todas las formaciones geológicas existe una parte superficial cuyos poros no están saturados en agua, que se denomina “zona no saturada”, y una parte inferior saturada en agua, y denominada “zona saturada”. Una buena parte del agua infiltrada nunca llega a la zona saturada sino que es interceptada en la zona no saturada. En la zona no saturada una parte de este agua se evapora y vuelve a la atmósfera en forma de vapor, y otra parte, mucho más importante cuantitativamente, se consume en la “transpiración” de las plantas. Los fenómenos de evaporación y transpiración en la zona no saturada son difíciles de separar, y es por ello por lo que se utiliza el término “evapotranspiración” para englobar ambos términos.
Escorrentía subterránea
El agua que desciende, por gravedad-percolación y alcanza la zona saturada constituye la “recarga de agua subterránea.
El agua que desciende, por gravedad-percolación y alcanza la zona saturada constituye la “recarga de agua subterránea.
El agua subterránea puede
volver a la atmósfera por evapotranspiración cuando el nivel saturado queda
próximo a la superficie del terreno. Otras veces, se produce la descarga de las
aguas subterráneas, la cual pasará a engrosar el caudal de los ríos, rezumando
directamente en el cauce o a través de manantiales, o descarga directamente en
el mar, u otras grandes superficies de agua, cerrándose así el ciclo
hidrológico.
El ciclo hidrológico es un
proceso continuo pero irregular en el espacio y en el tiempo. Una gota de
lluvia puede recorrer todo el ciclo o una parte de él. Cualquier acción del
hombre en una parte del ciclo, alterará el ciclo entero para una determinada
región. El hombre actúa introduciendo cambios importantes en el ciclo
hidrológico de algunas regiones de manera progresiva al desecar zonas
pantanosas, modificar el régimen de los ríos, construir embalses, etc.
El ciclo hidrológico no sólo
transfiere vapor de agua desde la superficie de la Tierra a la atmósfera sino
que colabora a mantener la superficie de la Tierra más fría y la atmósfera más caliente.
Además juega un papel de vital importancia: permite dulcificar las temperaturas
y precipitaciones de diferentes zonas del planeta, intercambiando calor y
humedad entre puntos en ocasiones muy alejados.
Las tasas de renovación del
agua, o tiempo de residencia medio, en cada una de las fases del ciclo
hidrológico no son iguales. Por ejemplo, el agua de los océanos se renueva
lentamente, una vez cada 3.000 años, en cambio el vapor atmosférico lo hace
rápidamente, cada 10 días aproximadamente.
La contaminación del agua es, según la Ley de Aguas, <> (Ley de Aguas, art. 85).
Los
tipos de contaminación se diferencian según su origen. Podemos distinguir:
·
Difusa. Su
origen no está claramente definido, aparece en zonas amplias y no tiene foco
emisor concreto.
·
Puntual. Es
producida por un foco emisor determinado, y afecta a una zona concreta.
La
contaminación natural consiste
en la presencia de determinadas sustancias en el agua sin que intervenga la
acción humana.
La
contaminación de origen urbano
es el resultado del uso del agua en viviendas, actividades comerciales y de
servicios, lo que genera aguas residuales, que son devueltas al receptor con un
contenido de residuos fecales, deshechos de alimentos y en la actualidad con un
incremento de productos químicos.
La
contaminación de origen agrícola
deriva del uso de plaguicidas, pesticidas, biocidas, fertilizantes y abonos,
que son arrastrados por el agua de riego, llevando consigo sales compuestas de
nitrógeno, fósforo, azufre y trazas de elementos organoclorados que pueden
llegar al suelo por lixiviado y contaminar las aguas subterráneas.[2]
La
contaminación de origen industrial
es una de las que produce un mayor impacto, por la gran variedad de materiales
y fuentes de energía que puede aportar al agua.
Otras
fuentes de contaminación de origen
antropogénico son:
·
Los vertederos de residuos, tanto urbanos
como industriales y agrarios.
·
La contaminación por restos de combustibles,
como lubricantes, anticongelantes, asfaltos.
·
La contaminación de agua por fugas en conducciones
y depósitos de carácter industrial.
·
Las mareas negras, ocasionadas por el vertido
de petróleo crudo sobre el mar, principalmente como consecuencia de accidentes
de os grandes buques petroleros o como resultado de limpieza.
Existen
una serie de factores que contribuyen a disminuir o a agravar los procesos de
contaminación de las aguas, como son las características del receptor y de la
zona donde éste se encuentra, y los usos previos del agua.
Si
tenemos en cuenta las características
del receptor, debemos distinguir:
·
Tipo de receptor, es decir, si se trata de
aguas superficiales o subterráneas.
·
Cantidad y calidad del receptor.
·
Características dinámicas o estáticas, que le
dan mayor o menor poder, respectivamente, de “dispersión” de la contaminación y
la posibilidad de una mayor autodepuración en el caso de que el agua no quede
concentrada en un punto.
·
Características de biocenosis, es decir, la
mayor o menor presencia de organismos capaces de degradar la materia
contaminada.
Por
lo que se refiere a las características
de la zona donde se localiza el receptor, puede existir en ella
diferentes aportes de aguas contaminadas que aumenten el grado de contaminación
del receptor, influyendo también las particularidades climáticas y
geomorfológicas de la zona, que aportan las características al receptor.
En
cuanto a los usos previos del agua del
receptor, referidos concretamente al tipo y cantidad de vertidos que el
agua ha tenido que soportar con anterioridad, así como a la existencia o no de
sistemas de depuración en el receptor que contribuyan a aumentar o disminuir el
grado de contaminación que provocaría una utilización posterior.
Según
su naturaleza, los contaminantes del agua se pueden clasificar en físicos,
químicos y biológicos.
Los
contaminantes del agua son todas aquellas sustancias químicas, seres vivos o
formas de energía que se encuentran en proporciones superiores a las
consideradas normales.
·
Contaminantes físicos.
Contaminantes
químicos, elementos y compuestos de naturaleza química variada, que
alteran las propiedades del agua e hipotecan sus usos, que pueden ser
orgánicos, inorgánicos y gases.
Contaminantes
biológicos, como la materia orgánica que participa en los
procesos de descomposición y los microorganismos presentes en el agua, cuyo
efecto más importante es la producción o transmisión de enfermedades, como el
tifus, cólera, disentería, paludismo, etc., cuando sobrepasan unos valores
límites.
·
Efectos generales de la contaminación del
agua:
Vamos
a estudiar ahora los efectos generales de la contaminación del agua en tres
niveles: ríos y lagos, aguas subterráneas y agua del mar.
La contaminación de ríos y lagos: eutrofización:
Debido
a su poder erosivo, los ríos arrastran sales, materia orgánica y sólidos en
suspensión. Por lo que se desencadenan procesos de contaminación cuyos efectos
más importantes son:
o
Restricción en el uso del agua.
o
Alteraciones en la fauna y/o flora acuáticas.
o
Apariencia y olor desagradables.
La
principal defensa que los ríos tienen para contrarrestar la contaminación es su
dinámica. Un ejemplo de esto es el proceso conocido como eutrofización, que consiste en un
aumento de la productividad biológica que ocasiona un excesivo crecimiento de
algas provocado por la introducción en el ecosistema de materia orgánica a
través de vertidos de origen agrícola y doméstico.
La
eutrofización puede aparecer también en estuarios costeros y mares más o menos
cerrados que provoca la aparición de algas tóxicas que acaban con peces, aves
acuáticas y mamíferos marinos.
Entre
las medidas que permiten minimizar y corregir la eutrofización, se encuentran
las siguientes:
·
Limitar o prohibir vertidos domésticos y
agrícolas en ecosistemas acuáticos reducidos o con escasa dinámica.
·
Depurar las aguas residuales antes de su
devolución al receptor.
·
Disminuir el contenido de los polifosfatos de
los detergentes.
·
Inyectar oxígeno puro en lagos y embalses
afectados.
·
Añadir nitrógeno al agua para evitar el crecimiento
de algas cianofíceas.
El
problema se ha agravado en los últimos 50 años, y muchos lagos españoles y
europeos se ven afectados por él.
La contaminación de las aguas subterráneas:
Las
aguas subterráneas suponen un recurso hídrico importante puesto que su
confinamiento en los acuíferos le proporciona unas características, según la
naturaleza de los materiales por los que circula, en general aptas para su
consumo. Pero ahora se vean seriamente afectadas por graves problemas como la contaminación, sobreexplotación y salinización; estos últimos
íntimamente ligados.
La
contaminación de las aguas subterráneas puede ser puntual, con un foco localizado y que afecta a zonas muy concretas
y próximas al foco emisor; o difusa
que afecta a una zona más extensa del acuífero.
Dadas
las características que las aguas subterráneas poseen, escasa dinámica y baja
capacidad autodepuradora se hace necesaria la aplicación de medidas que
prevengan o disminuyan su contaminación.
La sobreexplotación de un acuífero se
ocasiona al extraer agua en cantidad superior a su capacidad de recarga, lo que
puede provocar un descenso del nivel freático, disminuyendo sensiblemente su
utilidad como recurso.
La contaminación del agua del mar:
Los
mares y océanos, al disponer de un gran volumen de agua, poseen una capacidad
de autodepuración mucho mayor que la de los ríos, lagos y aguas subterráneas.
Entre
los efectos más destacados está la muerte de organismos marinos por hundimiento
al perder la flotabilidad, o pérdida de calor al alterarse el aislamiento
térmico por la impregnación de crudo en las plumas y pelos.
Para
combatir las mareas negras podemos aplicar medidas de carácter preventivo como
la elaboración de reglamentaciones y leyes; exigencia para el transporte de
crudo y sustancias peligrosas, de buques con doble casco; y medidas correctoras
que permitan eliminar el crudo y paliar sus efectos.
El
agua disponible destinada a cubrir necesidades del ser humano se localiza
principalmente en los continentes en estado líquido. Las acciones más
destacadas en la actualidad son:
·
La construcción de presas y embalses que,
mediante el laminado de los cursos de agua, permite regular y retener el agua.
·
La explotación y rellenado de acuíferos.
·
La recolección del rocío mediante rampas y
canales que van a parar a depósitos subterráneos.
·
Los trasvases o transferencias de agua de
unas cuencas hidrográficas a otras.
·
La desalación o tratamientos de agua del mar
o agua salobre, para eliminar su contenido de sal.
En un
futuro se plantean, entre otras, las siguientes intervenciones:
·
La cobertura de presas para evitar las
grandes pérdidas de agua por evaporación.
·
La formación de lluvia artificial a través de
estructuras como el “acelerador hidrológico” o el empleo de aviones que
“siembran las nubes” con sales de plata para originar núcleos que permitan que
el vapor del agua se condense sobre ellos y se genere lluvia.
El agua se distribuye desigualmente entre los
distintos compartimentos, y los procesos por los que éstos intercambian el agua
se dan a ritmos heterogéneos. El mayor volumen corresponde al océano, seguido
del hielo glaciar y después por el agua subterránea. El agua dulce superficial representa sólo una exigua fracción y
aún menor el agua atmosférica (vapor y nubes).[3]
Depósito
|
Volumen
(en millones de km³) |
Porcentaje
|
Océanos
|
1 370
|
90,40386
|
Casquetes y glaciares
|
546
|
8,90
|
Agua subterránea
|
9,5
|
0,68
|
Lagos
|
0,125
|
0,01
|
Humedad del suelo
|
0,065
|
0,005
|
Atmósfera
|
0,013
|
0,001
|
Arroyos y ríos
|
0,0017
|
0,0001
|
Biomasa
|
0,0006
|
0,00004
|
Depósito
|
Tiempo medio de residencia
|
Glaciares
|
20 a 100 años
|
Nieve estacional
|
2 a 6 meses
|
Humedad del suelo
|
1 a 2 meses
|
Agua subterránea: somera
|
100 a 200 años
|
Agua subterránea: profunda
|
10.000 años
|
Lagos
|
50 a 100 años
|
Ríos
|
2 a 6 meses
|
El tiempo de residencia de una molécula de
agua en un compartimento es mayor cuanto menor es el ritmo con que el agua
abandona ese compartimento (o se incorpora a él). Es notablemente largo en los casquetes
glaciares, a donde llega por una
precipitación característicamente escasa, abandonándolos por la pérdida de bloques de
hielo en sus márgenes o por la
fusión en la base del glaciar, donde se forman pequeños ríos o arroyos que
sirven de aliviadero al derretimiento del hielo en su desplazamiento debido a
la gravedad. El compartimento donde la residencia media es más
larga, aparte el océano, es el de los acuíferos profundos, algunos de los cuales son «acuíferos
fósiles», que no se renuevan desde tiempos remotos. El tiempo de residencia es
particularmente breve para la fracción atmosférica, que se recicla muy deprisa.
El tiempo medio de residencia es el cociente entre el volumen total del
compartimento o depósito y el caudal del intercambio de agua (expresado como
volumen partido por tiempo); la unidad del tiempo de residencia resultante es
la unidad de tiempo utilizada al expresar el caudal.
El ciclo del agua emite una gran cantidad de energía, la cual procede de la que aporta la insolación.
La evaporación es debida al calentamiento solar y animada por la circulación atmosférica, que renueva las masas de aire y que es a su vez
debida a diferencias de temperatura igualmente dependientes de la insolación. Los
cambios de estado del agua requieren o disipan mucha energía, por el elevado
valor que toman el calor latente de fusión y el calor latente de vaporización.
Así, esos cambios de estado contribuyen al calentamiento o enfriamiento de las
masas de aire, y al transporte neto de calor desde las latitudes tropicales o templadas hacia las frías y polares, gracias al
cual es más suave en conjunto el clima.
Si despreciamos las pérdidas y las ganancias
debidas al vulcanismo y a la subducción, el balance total es cero. Pero si nos fijamos en
los océanos, se comprueba que este balance es negativo; se evapora más de lo
que precipita en ellos. Y en los continentes hay un superávit; es decir que se
precipita más de lo que se evapora. Estos déficit y superávit se compensan con
las escorrentías, superficial y subterránea, que vierten agua del continente al
mar.
El agua al desplazarse a través del ciclo
hidrológico, transporta sólidos y gases en disolución. El carbono, el nitrógeno y el azufre, elementos todos ellos importantes para los
organismos vivientes, son volátiles y solubles, y por lo tanto, pueden desplazarse por la atmósfera y realizar ciclos completos, semejantes al ciclo
del agua.
La lluvia que cae sobre la superficie del terreno contiene
ciertos gases y sólidos en solución. El agua que pasa a través de la zona
insaturada de humedad
del suelo recoge dióxido de carbono del aire y del suelo y de ese modo
aumenta de acidez. Esta agua ácida,
al llegar en contacto con partículas de suelo o roca madre, disuelve algunas sales
minerales. Si el suelo tiene un buen drenaje, el flujo de salida del agua freática final puede contener una cantidad importante de
sólidos totales disueltos, que irán finalmente al mar.
En algunas regiones, el sistema de drenaje
tiene su salida final en un mar interior, y no en el océano, son las llamadas cuencas
endorreicas. En tales casos, este mar
interior se adaptara por sí mismo para mantener el equilibrio hídrico de su
zona de drenaje y el almacenamiento en el mismo aumentará o disminuirá, según
que la escorrentía sea mayor o menor que la evaporación desde el mismo. Como el
agua evaporada no contiene ningún sólido disuelto, éste queda en el mar
interior y su contenido salino va aumentando gradualmente.
Afloramientos de
sal.
Si el agua del suelo se mueve en sentido
ascendente, por efecto de la capilaridad, y se está evaporando en la superficie, las sales
disueltas pueden ascender también en el suelo y concentrarse en la superficie,
donde es frecuente ver en estos casos un estrato blancuzco producido por la
acumulación de sales.
Cuando se añade agua de riego, el agua es
transpirada, pero las sales que haya en el agua de riego quedan en el suelo. Si
el sistema de drenaje es adecuado, y se suministra suficiente cantidad de agua
en exceso, como suele hacerse en la práctica del riego superficial, y algunas
veces con el riego por aspersión, estas sales se disolverán y serán arrastradas
al sistema de drenaje. Si el sistema de drenaje falla, o la cantidad de agua
suministrada no es suficiente para el lavado de las sales, éstas se acumularán
en el suelo hasta tal grado en que las tierras pueden perder su productividad.
Éste sería, según algunos expertos, la razón del decaimiento de la civilización
Mesopotámica, irrigada por los
ríos Tigris y Éufrates con un excelente sistema de riego, pero con
deficiencias en el drenaje.
El
Perú, por su ubicación geográfica debería ser un país tropical, de clima cálido
y lluvioso; sin embargo, es un país de variados climas subtropicales y
tropicales debido a la existencia de dos factores determinantes que modifican
completamente sus condiciones ecológicas, estos son: la cordillera de los andes
y las corrientes marinas de Humbolt y del niño. de acuerdo a estos factores
determinantes, el Perú posee casi todas las variantes climatológicas que se
presentan en el mundo.
Los ríos
de la costa son la principal fuente aprovechable para abastecimiento poblaciones
e industrial, irrigaciones, energía y recarga del agua subterránea, son
torrenciales de fuerte pendiente y corto recorrido, de descarga irregular y de
gran transporte de sólido.
Los
ríos de la sierra se caracterizan por estar contenidos en valles estrechos, con
fuertes erosión en la cuenca, poca tierra agrícola y grandes posibilidades de aprovechamiento
hidro energético.
Los ríos
de la selva conducen grandes caudales, tienen pequeñas pendiente, largos
recorridos y fuerte inestabilidad y tendencia a la variación de recursos.
Además
debe tenerse en cuenta que casi el 99% de los recursos hidráulicos del Perú se
encuentran de algún modo comprometidos internacionalmente, el100% de las
cuencas del Atlántico y del Titicaca y un pequeños porcentaje de las cuencas
del Pacifico. En la mayoría de casos el Perú es un país de aguas arriba y en
algunos otros es el país de aguas abajo.[4]
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
·
Aldama Rodríguez,
Alvero Roberto , Ingeniería Hidráulica en México, I.M.T.A. México D.F. 1998 7
Paginas.
·
Crespo Villalaz,
Mecánica de Suelos, México 1987 10 Paginas.
·
Eduardo Chavarri Velarde.
Universidad Nacional Agraria La Molina.Pag.9
·
El ciclo
hidrológico, contiene un breve capítulo que sintetiza el desarrollo del
concepto desde los griegos hasta nuestra época.
·
Engenharia de
Recursos Hídricos. Ray K.Linsley & Joseph B. Franzini. Editora dá Universidade de Sao Paulo e Editora McGraw-Hill do Brasil,
Ltda. 1978.
·
Engenharia de
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Universidade de Sao Paulo e Editora McGraw-Hill do Brasil, Ltda. 1978.
·
González Cuevas,
Ing. Oscar Aspectos Fundamentales del Concreto Reforzado , Edit Limusa , México
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·
Handbook Of Applied Hydrology, Editor principal Ven Te Chow, McGraw-Hill, 1988, 712p, ISBN 0070108110
·
J. H. Wallace, P. V. Hobbs Atmospheric
science, an introductory survey, Academic Press, San Diego, 1977
·
J. H. Wallace, P. V. Hobbs Atmospheric
science, an introductory survey, Academic Press, San
Diego, 1977
·
Lepe, Ing. José
Luis, Diseño de Presas Pequeñas, United State Departament of the interior of
Breads, Washington D.C. 1974 120 Paginas.
·
Sánchez Javier San Román.
Departamento de Geología. El ciclo Hidrológico. Pag 5.
ANEXOS
Tipos
de climas
Salidas
del agua subterránea
[2] Engenharia de Recursos Hídricos. Ray K.Linsley & Joseph B. Franzini.
Editora dá Universidade de Sao Paulo e Editora McGraw-Hill do Brasil, Ltda.
1978.
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