CUCHAYO

Con mi padre he recorrido largos caminos de la provincia de Ayabaca, una vez fui a Cuchayo, partimos de Ayabaca a las 3:00 am. No era la mejor hora para despertar, ya que a esa hora estaba gobernado por el dulce sueño y era un escándalo que se me despertará a esa hora. Esa mañana era muy friolenta, sonaban las calaminas del techo, caían las gotas de agua, estaba garuando.
Partimos a Cuchayo por aquel camino de herradura, este camino primero te lleva a Cochapampa, una pampa donde descansas, te tiras y descansas; luego sigue Guamarata, tierra de cañas y naranjas deliciosas. Recuerdo que por Guamarata pasamos a las 4:30, se escuchaba el sonido de los perros al ladrar, pasamos la quebrada de Mangas a eso de las 5:00 am, ya me había contagiado de calor, producto del esfuerzo físico que hacía, cada vez que daba un paso al caminar.
Cuchayo es un pueblo al norte de Ayabaca, se caracteriza por tener una geografía accidentada, de clima templado, lugar lleno de impresionante vegetación. Alrededor de Cuchayo pasa la quebrada de Mangas; la quebrada con una latitud: -4.75197 y   longitud  de -79.7582, alberga un sin número de peces como la trucha, el bagre, etc; sus aguas van a parar al río Quiroz.
La gente de Cuchayo es hospitalaria, yo he tenido la experiencia y el honor de haber compartido comidas y largas tertulias con gente de Cuchayo. Con mi padre casi siempre íbamos a comprar ganado y la gente te brinda un vaso de agua si te ve cansado; he conocido sitios en la sierra central del Perú y lo primero que me llamo la atención es la desconfianza de su gente, no te brindan nada.
Ya estando cerca al pueblo divisamos tan hermoso paisaje, el sol aparecía y el roció cubría las pampas de aquel hermoso lugar, que mañana.  Se veían las casas, salía humo de ellas, seguro estarán cocinando decía dentro de mí; me imaginaba un rico desayuno. Llegamos aquel lugar y nos recibió un señor, nos invitó a pasar y degustar un rico desayuno. Fue una sorpresa degustar ceviche por la mañana, nunca había comido ceviche por las mañanas, pero al probarlo me quede callado, era una delicia. El ceviche era a base de pescado caballa, estaba acompañado de una rica guarnición de guineos y el infaltable café serrano, lo máximo.
Prosiguiendo, la gente de esta localidad se dedica a la agricultura y a la crianza de animales, se ve mucha precariedad, el gobierno debería impulsar la ayuda social en estos pueblos olvidados, allí la educación, salud y la alimentación básica, es importante para la niñez, futuro del Perú.
Por la noche, caminando por el pueblo, nos dirigimos a la iglesia del pueblo, afuera había un baile social, habían lindas mujeres. Todos estaban borrachos, de pronto la gente empezó a alterar las fibras de la tranquilidad, de pronto el paroxismo, la gente corría, se escuchaban gritos de dolor, gritos de terror. Dos personas se estaban peleando, uno corto al otro con un fino puñal (puñaleta), le atravesó el abdomen, la víctima se retorcía de dolor, llegaban todos los curiosos, había muchos gritos de dolor. El finado era uno más de tantos muertos que se cuentan en este pueblo; como en el lejano oeste – EE.UU, ahí con pistolas, aquí con puñal. Hay una frase que se escucha decir “si en la fiesta no hubo un muerto, entonces la fiesta estuvo mala”. Varias son las muertes por arma blanca en Cuchayo. Los retos, el más valiente es el que triunfa, es una costumbre.
Mi abuelo me contaba que mucha gente había muerto a causa de estas costumbres, cosa normal en este pueblo. Este pueblo tiene su encanto y su desencanto, que cunde miedo, solo para gente brava, que le gusta este tipo de fiestas y costumbres.
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